Alejandro Martínez Singul. El segundo violador del Eixample ha vuelto a reincidir. Alejandro Martínez Singul, que en 1992 fue condenado a 65 años por 10 violaciones a menores, ha sido detenido una vez más por un intento de agresión sexual a una chica de 12 años en el interior de un ascensor. El asalto ocurrió el pasado 1 de octubre, en el mismo barrio donde ha cometido la mayoría de sus delitos: el Eixample de la capital catalana y siguiendo su modus operandi habitual. Según la declaración de la niña, Singul le persiguió por la calle, entró al portal con ella y, tras montar en el ascensor, le intentó robar y le intimidó para que se quitara la ropa. Fue un ruido procedente de la escalera lo que hizo que el acusado huyera del lugar y lo que salvó a la menor de ser violada.
La menor identificó a Martínez Singul a partir de unas fotografías que le enseñó la Policía en la comisaría cuando fue a denunciar el delito. Según su relato, en un primer instante le exigió que le diera todo el dinero que llevaba encima. La víctima le respondió que no tenía nada, momento en que el acusado le reclamó que se bajara los pantalones. La agresión sexual no llegó a producirse porque un ruido alertó al violador, que salió corriendo del portal. Acto seguido, la niña pudo subir a su casa a pedir ayuda a sus padres. A pesar de que Singul tiene que ser vigilado a distancia por la Policía, no fue detenido hasta siete días después de lo ocurrido.
Martínez Singul pasó ayer a disposición del juez, quien ordenó su ingreso en prisión. La Fiscalía reclamó la prisión preventiva por intento de robo con intimidación y agresión sexual en grado de tentativa dada «la gravedad de los hechos que le son imputados».
Media vida en la cárcel
Martínez, que siempre se ha declarado inocente, estaba en libertad pendiente de una condena decretada por un juzgado de Barcelona por dos intentos de agresión sexual a dos mujeres el pasado mes de mayo. La sentencia de casi dos años de cárcel no es firme y por tanto la Audiencia tiene que pronunciarse en breve si estima o no el recurso presentado por el abogado defensor. Llevaba dos meses en libertad cuando cometió el doble delito. Aun así, continúa reincidiendo.
Singul tiene un amplio historial delictivo, con tres condenas de cárcel, que le han obligado a pasar más de media vida a la sombra. Su primera pena le llegó en 1992, cuando fue declarado culpable de violar a 10 menores, siempre en el Eixample. Por todos estos delitos cumplió 16 años de cárcel, de los 65 que decretó el juez. Un mes después de cumplir su condena, Singul exhibió sus genitales a una menor en Francia, delito por el que permaneció nueve meses en una cárcel de Perpiñán. En 2008 salió absuelto de una nueva acusación, en este caso por masturbarse e intentar abusar de una joven en un tren de Cercanías. Y desde que salió de prisión por las 10 violaciones, en 2008, se ha enfrentado cuatro veces a la justicia por delitos sexuales.
La última vez que Singul fue noticia fue en agosto, cuando los vecinos de Lloret de Mar salieron a la calle para pedir que abandonara la población, donde pasaba sus vacaciones. Incluso colgaron carteles para advertir sobre la presencia del violador.
La asociación de asistencia a mujeres víctimas de agresiones sexuales aseguró ayer que agresores como Singul no se reinsertan, por lo que reclamaron medidas como la castración química, el seguimiento tras la salida de prisión o el internamiento en un centro.
En cuanto al primer delito que se le acusa, intento de robo con intimidación el artículo 242 del código penal impone una pena de 2 a 5 años de cárcel, que en el caso de ser tentativa podrá ponerse la pena inferior, eso lo valorará la autoridad competente.
El segundo delito, agresión sexual con grado de tentativa, el articulo 181.1 y 181.2 del código penal dicen que al ser menor de 13 años se considerará abuso sexual no consentido y por ello la pena sería uno a tres años o multa de dieciocho a veinticuatro meses.
Este hombre es reincidente, y por lo que se dice en el texto tiene un grave problema con el sexo y con los limites. Parece ser que dela cárcel no salen rehabilitadosos ya que los resultados de los planes de reinserción de maltratadores son muy bajos para el esfuerzo que se hace. Hay que trabajar mucho la perspectiva de género, al agresor hay que cambiarle su percepción del mundo y eso es muy complicado.
La mayoría de los presos que se apuntan a estos programas de rehabilitación no lo hacen porque quieren rehabilitarse, sino para conseguir beneficios penitenciarios, no porque estén realmente arrepentidos. Son muy pocos quienes hacen el tratamiento realmente convencidos.
Sea cómo sea se deberían endurecer las penas sobre todo en el caso de reincidentes.
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